Hola a
tod@s hace tanto que no escribo en el blog que ya casi había olvidado que lo
tengo. Aunque esta semana pasada si que me acordé y pensé: tengo que poner unas
letricas y unas fotos en el blog, pero como siempre ha tenido que ser una amiga
la que me anime hacerlo. La cosa es que me da mucha pereza sentarme a
escribir. Pero bueno como dice nuestro Padre Ignacio (contra pereza
diligencia), así que aquí estoy de nuevo para poneros al día de cómo va mi vida
en Camboya.
La última vez que escribí todavía estaba en el primer nivel de aprendizaje
de la lengua. Ahora ya estoy en el segundo nivel, pero eso no quiere decir que
me maneje mucho mejor. El aprendizaje ahora es mucho más lento, y a veces un
poco frustrante, son muchas horas las que paso estudiando y luego el resultado
no es que sea muy bueno, entender es dificilísimo y hablar no digamos, pero
bueno todo el mundo me dice que tenga paciencia y que esto es así. Hasta hace
dos semanas estaba un poco aburrida del estudio la verdad, pero como siempre El
Señor me manda un ángel para sacarme de este estar mirándome el ombligo todo el
rato.
Aquí en la parroquia uno de los voluntarios que lleva la casa de
estudiantes ha alquilado dos
habitaciones en un barrio muy pobre, con el tiempo él quiere irse a vivir allí
entre los más pobres. Es una barriada nueva, las casas son un cuartito
pequeñísimo donde viven familias enteras, no está lejos de las fábricas donde
ellos trabajan por un sueldo miserable. El caso es que el voluntario (que se
llama Frederic y es un gran misionero) pensó hacer algunas
actividades con los niños del barrio como por ejemplo enseñarles inglés. Me
dijo si podía ayudarle, y yo encantada, primero porque me saca un poco del
encierro, y además también me sirve como clase práctica de khmer, pues el
ayudante que tengo es uno de los chicos de la casa de estudiantes, yo le digo a
él en inglés lo que quiero que le diga a los niños y él se lo repite en
khmer. Y lo cierto es que estoy
disfrutando muchísimo con ellos, son preciosos y muy listos. Me encanta
mirarles a los ojos y descubrir en ellos la alegría a pesar de no tener nada.
Además se les hace feliz con casi nada. Yo les preparo canciones (ahora estamos
aprendiendo el ABC) y actividades para que pinten o rellenen. Algunos son muy pequeños,
pero igualmente se lo pasan en grande. Y no os imagináis la alegría que les da
cuando pegamos la actividad que han hecho en la pared. Ni que decir que yo
también estoy aprendiendo muchísimo. La
semana pasada estuvo aquí mi hermana Ceci, y como ella ahora está a cargo del kínder
me fue dando ideas de como enseñar a los niños y que tipo de actividades podía hacer
con ellos. Además me trajo canciones en inglés. Así que ahora además de
aprender khmer, aprendo también canciones en inglés. Yo canto fatal, pero es
una suerte tener el ordenador y además el asistente que tengo (que se llama
Nareth) que por cierto también es muy
bueno, me ayuda mucho pues el si sabe cantar. Otra de las cosas que me tiene
ilusionada con este proyecto es ver como estos chicos de la casa de estudiantes
que vienen también de familias muy pobres, están dedicando su verano a trabajar
con estos chilindrines. Ellos están recibiendo educación, cariño, atención, y a
su vez están compartiendo todo esto con estos pequeños. Esto para mí es un
signo del Reino en este mundo en el que solo resuenan las noticias cuando son
trágicas o muy llamativas. Yo siento que aquí en lo escondido está Jesús de
Nazareth acompañando a sus hermanos más pequeños. Ahí se me olvidaba contaros, como las mamas me ayudaron el primer día, ellas estaban mas entusiasmadas que los ninos, cantando y bailando conmigo. Es genial.
Aquí os mando algunas fotos.
Y ya de paso y aprovecho a mandaros alguna foto del grupo con el que ahora
comparto la vida en PP, son seminaristas de Thai, de Myanmar, religiosas de
Corea y de Malesia. El lugar donde estamos es Udon antigua capital de Camboya donde hay unos templos preciosos.
Ese mismo día cruzamos el rio para ir a rezar por la paz en una de las pequenas capillas que pertenecen a la parroquia.
Ese mismo día cruzamos el rio para ir a rezar por la paz en una de las pequenas capillas que pertenecen a la parroquia.
Bueno y ahora os dejo, hasta otro rato. A ver si la próxima me animo antes a escribir.
Un fuerte abrazo para todos. Os quiero y recuerdo muchísismo.
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